Hacia diciembre de 1956, Mario Soto y Raúl Rivarola recibieron el primer premio para construir cuatro escuelas en la provincia de Misiones, Argentina, y luego, le siguieron el primer premio para la construcción de seis hosterías, el encargo del proyecto de la Escuela Normal Superior N° 1 en Leandro N. Alem y el primer premio para la construcción del Instituto de Previsión Social y Hotel de la ciudad de Posadas. Sus obras en Misiones, desarrolladas en el marco del proceso de provincialización de los territorios nacionales sucedido entre 1951 y 1955, han brindado la oportunidad de estudiar temáticas como la vinculación entre Estado y arquitectura, el enlace entre técnica y política, la arquitectura de estado y las vanguardias, el dilema de los estilos, entre tantos otros.
En el contexto nacional, Misiones presentaba un 80% de fronteras internacionales, contaba con un alto porcentaje de inmigrantes y carecía de infraestructura general, lo que demostraba que la renovación del equipamiento educativo buscaba expresar un anhelo de soberanía desde una visión moderna afirmando una necesaria identidad nacional desde las primeras fases educativas. Hasta 1959, se desarrollaron una serie de concursos nacionales de anteproyectos en cuatro etapas que se inauguró con las Escuelas Primarias de Mario Soto y Raúl Rivarola siendo un primer paso para la arquitectura educativa en esta serie de obras. Las escuelas fueron proyectadas para Eldorado, Campo Grande, Puerto Rico y Aristóbulo del Valle, y si bien resultaron construidas solo en las dos últimas locaciones, ambas fueron finalmente demolidas.
Siendo muy jóvenes, Mario Soto y Raúl Rivarola habían nacido ambos en 1928 y para la fecha del concurso se encontraban recientemente graduados. Conociendo la provincia de Misiones a partir de fuentes indirectas como las bases del concurso redactadas por José L. Bacigalupo y la teoría de la arquitectura del subtrópico, dejaron entrever sus preocupaciones en algunas de las decisiones iniciales del proyecto, entre ellas, la adaptación a las condiciones locales utilizando la madera como material predominante, en un marco de promoción de su industrialización donde prácticamente este recurso no atravesaba el proceso industrial apropiado para la construcción. Interpretando el trabajo en madera como un vehículo hacia un nuevo lenguaje formal, el material atendía a diferentes problemáticas, resolvía dificultades tecnológicas del sitio, permitía un sencillo transporte, acopio y montaje, y se conectaba con la escena nacional.
Artículo relacionado
Misiones Moderna: enseñanza y valoración de la arquitectura pública en la provincia argentina de 1955-1965La génesis del proyecto se reconoce en el clima y el programa como también en el terreno, que en verdad no contaba con una localización específica sino más bien se trataban de lotes “tipo” al momento del concurso. Teniendo en cuenta aspectos como el clima, al contemplar la orientación y el recorrido del sol como también elementos de protección para alcanzar el confort necesario, este factor resultó determinante en el esquema utilizado y en algunas soluciones constructivas que luego se perfeccionarían. Soto y Rivarola consideraban el carácter transitorio del entorno donde se implantarían las escuelas, suponiendo la transformación constante del espacio urbano, y a su vez, creyendo imposible crear una relación rígida entre el edificio y su “nuevo escenario”. El programa requería seis aulas comunes, dos aulas de manualidades, un aula de nivel inicial, patio semicubierto, cocina, vivienda del encargado, sala de profesores/administración, depósito y sanitarios.
A través de una disposición abierta de planta, se respondía al factor climático con una tipología de pabellón que alternaba espacios abiertos, semi-cubiertos y cerrados. Los bloques de aulas se articulaban entre sí tras ciertas características de la arquitectura doméstica vernácula que reconocían Soto y Rivarola, donde dos habitaciones a cada lado vinculadas por una galería pasante se disponían permitiendo la ventilación cruzada. Los espacios podían utilizarse como aulas al aire libre sirviendo de expansión a las aulas cubiertas. Unos parasoles horizontales móviles cubrían estas áreas, regulando la entrada del sol y convirtiéndose en lugares de aprendizaje y recreación. Se trataba de una arquitectura de pabellones, volúmenes dispersos y funciones diferenciadas, vinculadas a partir de corredores y circulaciones por galerías ordenando el conjunto y mostrando los ejes de la “composición”.
La estructura de madera funcionaba como elemento ordenador fundamental modulando toda la planta en cuadrados de 2 m de lado, visibles en las circulaciones y también determinantes de los elementos estructurales en aulas y demás dependencias. De esta manera, se establecía un esquema tipológico riguroso capaz de replicarse y ser flexible para adaptarse a diferentes sitios. De hecho, la topografía en Misiones demandaba que las diversas tipologías se adaptaran a los terrenos específicos, razón por la que una de las condiciones de las bases del concurso era establecer un esquema repetible y adaptable.
La estructura de madera de las aulas determinó la implementación de la cubierta de chapas de fibrocemento, a nivel morfológico y funcional. Se obtuvo un perfil quebrado en tijera que incorporaba un sobretecho o techo-sombra, con una cara superior compuesta por dos faldones convergentes hacia el centro mientras la inferior constituía la cubierta con un techo a dos aguas. El perfil quebrado de la cubierta permitió iluminar cenitalmente las aulas y facilitar una correcta ventilación cruzada.
Recursos como el aprovechamiento de ventilación e iluminación natural, el asoleamiento controlado y la búsqueda del confort climático se presentan en todas las obras que proyectaron y construyeron Soto y Rivarola en Misiones entendiéndolos como variables determinantes en las decisiones proyectuales desde sus inicios. Mientras los arquitectos se constituyeron como intérpretes de las necesidades y demandas de la época en formas construidas, las escuelas de madera resultaron ser sin más un primer laboratorio de experiencias.
“Aunque los edificios no sobrevivieron al tiempo, por factores de mantenimiento, fue una experiencia de la arquitectura escolar pública de la que creemos que en pleno siglo XXI pueden retomarse aspectos valorados más arriba y que no han sido continuados por las políticas posteriores. En tiempos de arquitectura bioclimática y sustentabilidad, el camino trazado hace ya casi 70 años desde las Escuelas Primarias de Soto & Rivarola (y en general del operativo de arquitectura pública donde se insertan) resulta de una actualidad sorprendente en términos proyectuales, en una provincia con una industria maderera ya consolidada, como lo soñaron en su momento los proyectistas.” - Mario Daniel Melgarejo en “Arquitectura Moderna en Misiones. Un Plan integral: territorial, urbano y arquitectónico”
Localidades: Aristóbulo del Valle, Puerto Rico, Campo Grande y Eldorado
Arquitectos: Mario Soto y Raúl Rivarola
Calculista: Alfredo Yantorno
Empresa constructora: Ángel Oscar Gámez (Aristóbulo del Valle), Sante Zanivan (Puerto Rico)
Modalidad de adjudicación: Concurso Nacional de Anteproyectos. Primera etapa: Escuelas, Comisarías y Unidades Sanitarias
Año de inicio y/o finalización: 1956 (Concurso)
Superficie: 1.050 m²
Propietario original: Provincia de Misiones
Fuentes:
- Melgarejo, Mario Daniel (2022). Arquitectura Moderna en Misiones. Un Plan integral: territorial, urbano y arquitectónico. Editorial UCSF.
- Christian Noetzly. Arquitecturas cívicas y propuestas urbanas a partir de la provincialización de los territorios nacionales. El caso de Misiones a través de la obra de Mario Soto y Raúl Rivarola. VII Encuentro de docentes e investigadores de historia del diseño, la arquitectura y la ciudad. Universidad Nacional del Rosario.